miércoles, 9 de enero de 2013

Los Invasores

    Los Invasores es una obra de teatro que se encuentra encuadrada dentro de una trilogía escrita por Egon Wolff (perteneciente a la generación de los 50' chilena) de carácter político. Concretamente, Los Invasores nos presenta un posible conflicto derivado de las extremas diferencias sociales que pueden llegar a darse en una misma ciudad, rasgo característico de muchas urbes latinoamericanas. La historia trata de una revolución de los más pobres, pero una revolución sin violencia.

“Soy China, y soy uno de miles; esta es la lapidaria frase con la que se presenta uno de los protagonistas, líder de un grupo que tomará la casa de un burgués que posee una fabrica. El y sus compañeros ocuparán pacíficamente las mansiones de los burgueses y convivirán con ellos. ¿Por qué han decidido los vagabundos hacerlo de esta manera? El valor de la obra, y de la revolución postulada en ella, reside en que no existe un objetivo claro en todo lo que está ocurriendo, ya veremos por qué.

    Se trata de una obra circular, como ocurre más veces con creaciones de este autor, esto es: empieza donde acaba. Todo lo que ocurre es en realidad un sueño de Lucas Meyer, dueño de la casa.  Justo al final, una mano abre la ventana, al igual que al inicio de la obra, desencadenante de todo el conflicto. Se trata de una estructura nada nueva y algo trillada ya, no obstante, el valor de la obra reside en el retrato que se hace de una sociedad que, efectivamente como podemos ver hoy en día, se encuentra al borde del colapso por varios puntos. Existen injusticias, eso lo sabemos todos. Pero Wolff va más allá y profundiza en la doble cara de una injusticia: le da voz a aquel que la provoca, lo sabe, quiere evitarlo y no puede. Lejos de representar un burgués-monstruo, deformado por las palabras, Meyer es un hombre que entiende bien lo que hace y , en su medida trata de evitarlo. Sin embargo, el miedo a perder todo lo que ha conseguido- como alguien dijo, lo que posees acabará poseyéndote- le impide actuar realmente como él sabe que debería hacerlo. Por otro lado nos encontramos a China, “líder” de la revolución, elemento creado por la mente de Meyer, un ser que representa su parte más oscura y a la vez todos los valores que él parece anhelar, por eso lo respeta. Se trata de una revolución sin precedentes la que se lleva a cabo bajo su mandato. En sus propias palabras: “ entre nosotros no hay sentimientos de venganza; sólo una gran calma al acecho”. En ningún momento existen ataques que no sean contra la propiedad privada y, poco a poco, descubrimos que el plan de estos vagabundos es el de conseguir “seducir “ a la familia de Meyer, y al resto de burgueses suponemos. He aquí la clave principal de la pesadilla. Meyer pierde lo que más quiere sin entenderlo. Todo se trastoca en este punto. Su hijo abraza voluntariamente la revolución, rechaza la educación dada, dice que quiere olvidarlo todo para aprender de nuevo. China y Alí Baba son un desdoblamiento del supuesto socio de Meyer, al que este mató para conseguir la empresa, también aparecen vagabundos que encarnan a todos los proletarios a los que el patrón trató mal alguna vez: sus pesadillas. Lo que más tortura a Meyer son sus propios actos, no se nos presenta como un malvado y un explotador, simplemente es un hombre cobarde. Que aún así, dentro de su cabeza, mientras duerme, consigue organizar una revolución, es su subconsciente el que le pide a gritos que deje de hablar y actúe y su cobardía la que le impide hacerlo. Chino y sus compinches no hablan de su revolución, “se alzan sin palabras, porque las ideas se han agotado”. [Esto, inevitablemente, me trae a la cabeza la imagen del último levantamiento zapatista, en el que miles de indios encapuchados ocuparon en silencio las grandes plazas de San Cristóbal y Ocosingo, entre otras ciudades. La literatura y la realidad se unieron en ese 21 de diciembre de 2012]. Este es el toque maestral que al autor le da a todo, es un ataque directo a todos los ideologismos que cruzan el mundo captando adeptos con verborrea. Si el mundo está mal, haz lo que esté en tu mano y cállate.

    Personalmente, creo que puede existir una posible relación con la novela de Palahniuk, Fight club -más conocida por su adaptación cinematográfica-. Las ideas sobre revolución y lucha son muy parecidas y el tema del desdoble de personalidades también se trata- recordemos que todos los personajes son creados por el cerebro de Meyer-.  Recordemos que “la primera regla del club de lucha es que no se habla del club de lucha”.

Amalfitano Fat

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