jueves, 26 de diciembre de 2013

[Batania]: [El amor es un pájaro sin nido que pone huevos en el aire].

        Aunque no lo queramos, a la mayoría de los poetas se nos recuerda fuera del círculo poético (ese que entraña la más absoluta y decadente endogamia) por nuestros poemas de amor. Lo queramos o no. El amor es un pájaro sin nido que pone los huevos en el aire es un poemario que si bien está firmado por un hombre que se hace llamar Batania, y que como epígrafe de dicho nombre escribe siempre debajo del mismo “neorrabioso”, como epígrafe del título que pone a su primer poemario autoeditado tras su paso por Ediciones La Baragaña escribe: poemas de amor y destrucción
         Se dan pues dos contradicciones inmediatas: la primera es que aparezca la palabra amor por todos lados cuando un poeta rabia, y esta aparece dos veces en la portada. La segunda está en que un poeta sabe que amor y destrucción son la misma cosa, y sin embargo, es capaz de crear ambigüedad en el epígrafe de su propio título, haciendo creer a un lector poco atento que encontrará dos tipos de poemas: los de amor y los de destrucción. Aunque sean el mismo tipo de poemas.

          Lejos de hablar de los paratextos que acompañan a esta obra (en el lomo, sospechoso, un 1 se revela, y ese UNO no tiene sentido sin la solapa trasera del libro), Batania divide en dos partes los poemas que presenta: los poemas que dedicó, dedica y dedicará a Iratxe, que No es una creación mía, ni tampoco suya, porque Iratxe nunca será literatura; y los poemas que escribió a Natalia, que son unos poemas que se asemejan a Los amores decomunales, ya que estos Siempre avanzan hacia el gran geranio o la gran destrucción. Exite una tercera parte que no ejerce de tal, sino de epílogo: dos poemas extraviados de las dos posibles sendas que uno pueda tomar: la oscura, la tenebrosa, la que cualquier niño en su sano juicio evitaría, la Iratxiana; o la luminosa, la colorida, la que cualquier madre protectora desearía para su prole, la Natalística.

          Aunque una cosa está clara: él prefiere lo Natálico aunque no pueda deshacerse de lo Iratxista. O eso parecen querer decir los números, en su sutilidad. Mezclando soberbios poemas con soberbias prosas (tanto en calidad literaria como en carácter del personaje), dedica 29 títulos a la primera bajo el título PORQUE TE AMO TANTO NO QUIERO CAMBIARTE, y regala 30 a la segunda, bajo el título PREFIERO NATALIA A LA REVOLUCIÓN. Los Dos poemas sin collar cierran el conjunto mostrando la verdadera naturaleza del amor: este es una bestia desatada, un pájaro sin jaula, hermoso y dañino al mismo tiempo.

          Tal vez en el transcurso de los 7 libros (no lo elijo yo, número mágico, por azar; este aparece en nuestras vidas con estudio y preparación, conociendo el oficio, sabiendo cuánto valen las Nectarinas o cual es el verdadero resultado de 11+7 = una estrella de seis puntas, perfecta a pesar de las tipografías) reaparezca su aita, o la crítica mordaz a la sociedad actual desde lo más político del término sociedad, o las mismísimas pintadas que tanto necesita la ciudad en sus fachadas para concienciar a la gente de que todavía existen otros valores distintos del económico mismo (autoeditarse, por su parte, no tiene nada que ver con el hecho de querer sacar mayor tajada del pastel, ingentes cantidades de sextercios en bolsas de a treinta, montañas cuantiosamente sonoras del vil metal: el precio del libro puede causar la risa a cualquiera que otorga valor a un objeto por su precio de venta al público), pero de momento, nos deja en el 1 (que no primero) una cantidad de contenido amoroso digna de mención, necesario para que nosotros, poetas, como los demás que están más allá de nuestro círculo privado, apreciemos la calidad de un poeta en sus tesoros más preciados:

sus poemas de amor.
Julio Achútegui

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